Este próximo 11 de abril se elegirá a las personas que redacten nuestra nueva Constitución. Es en este contexto que podemos darles voz a los niños, niñas y adolescentes, pero ¿Cómo podemos lograr una mayor participación de los y las jóvenes?
Para Sofía Aliaga, coordinadora del Observatorio para la Confianza, uno de los principales desafíos es generar el espacio para que niños y niñas puedan participar en el diálogo y asegura que no se le ha tomado el peso suficiente a esto. En 1990, Chile firmó la Convención sobre los Derechos del Niño, entre muchos derechos que en ella se estipulan, aparece el derecho a la participación. Sofía comenta: “Es el Estado el que está encargado de garantizar el ejercicio y el goce de este derecho”.
Desde el Observatorio y junto a la Asociación Chilena Pro Naciones Unidas (ACHNU), postularon a un fondo, la propuesta es promover la participación a través de los colegios, entendiendo que es el lugar donde hay más niños y niñas, y que, dentro de los colegios, la discusión o conversación sea llevada por los mismos niños/as, relegando a los adultos/as a una labor administrativa.
Pero no solamente debemos generar instancias, sino que estas tienen que tener un elemento estimulador para los niños y niñas, respecto a lo anterior Aliaga comenta: “Probablemente es poco motivador para los niños y niñas saber que se van a juntar todos a hablar, pero que en realidad eso no va a tener una bajada concreta en el texto constitucional, en este caso”.
Según Sofía, lo que nos falta como sociedad, en relación a procesos como la Constitución es que asumamos que los niños, niñas y adolescentes son sujetos de derechos. “Lo que necesitamos es avanzar y entender cuál es el nuevo paradigma que nos tiene que regir en relación con la infancia” dice Aliaga. También ocurre que en muchos casos tenemos temor a lo que puedan decir los niños y niñas, la coordinadora cita a Julio Cortés, que en su texto “Por una teoría crítica de la infancia” señala: “La voz de los niños es tolerada a veces, cuando no representa amenaza alguna. En otros casos, sobre todo si no se han instalado los filtros adecuados, resulta una voz demasiado pura, fuerte y por ende peligrosa”.