26 de marzo, 2024

Carta a nuestros familiares, amigos y amigas.

Hemos decididos compartir esta carta como parte de nuestro camino de sanación y al mismo tiempo transparentar con nuestras palabras el hecho abyecto y horroroso que nos atraviesa como familia.

Hace un tiempo atrás, gracias a la valentía y entereza de Raffaella di Girolamo, nos enteramos de su abuso sexual reiterado cometido por parte de Cristián Campos Sallato. Este abuso comenzó a los 13 años cuando ella era menor de edad; y se prolongó hasta sus 16, 17 años mientras él era parte de la familia y padre de sus hermanos. Por lo tanto, una persona en la cual se deposita el amor, el cuidado y la confianza.

No vamos a detallar lo ocurrido durante todos esos años, no nos corresponde; pero sí podemos hablar sobre el profundo daño en su calidad de vida, autoestima y el constante miedo que ha experimentado cargando sola por más de 30 años este delito cometido dentro del núcleo familiar. Durante ese tiempo y siendo ignorantes de ese hecho, fuimos testigos de sus cambios de ánimo, de su desorden alimenticio, de su rabia y frustración. Influenciada por su abusador, el cual ejercía una relación de dominación, confundiéndola y normalizando la humillación, ella comenzó a aislarse de las personas que amaba, tanto familiares como amigos.

Debemos manifestar que a pesar de haber guardado este secreto tan dañino como doloroso Raffaella, con una fuerza e integridad que no fue destruida por el abuso, logró asumir su maternidad con responsabilidad ética y profundo amor, así como también estudiar y titularse exitosamente de su actual profesión como Psicóloga Clínica, además de realizar diversos Postgrados que avalan su calidad profesional. Hoy, de manera notable, se dedica a ayudar, aconsejar y guiar hacia la sanación a personas que han sufrido el mismo infierno que ella.

Tal como lo expresamos al inicio de esta carta, nosotros como familia nos fuimos enterando paulatinamente desde el año 2020, cuando Raffaella se sintió realmente preparada para exponer esta delicada situación. Todos le creímos, la contuvimos y la hemos acompañado incondicionalmente desde ese día para lograr sanar y hacer justicia. Tenemos la absoluta convicción que el respeto a la Dignidad Humana es esencial y fundamentalmente parte de los valores que tenemos la responsabilidad de defender como grupo familiar. Constatamos, con el corazón destrozado, que a nuestra Raffaella; hermana, hija y madre, le arrebataron esta dignidad violentamente durante demasiados años.

Apoyamos la querella interpuesta en contra de Cristián Campos Sallato, esperamos que se investigue y se haga justicia.

Queremos aclarar con fuerza que no nos mueve un ánimo de venganza ni odio. Sabemos y tenemos fe que existe un camino de sanación a través de la verdad. Sanación a la cual, no tenemos dudas, llegaremos todos y cada uno a su tiempo. De ninguna manera podemos decir que este ha sido un proceso fácil, si no, todo lo contrario. Sabemos también que lamentablemente, aunque estos hechos hayan ocurrido en el pasado, han tenido y seguirán teniendo fuertes repercusiones en nosotros y en quienes nos rodean; pero a pesar de eso, nos sentimos orgullosos porque hoy hemos adquirido la fortaleza para poder compartirlo desde un lugar de profundo amor, el cual siempre ha existido y que sigue creciendo como un árbol inquebrantable.

A modo de reflexión, quisiéramos exponer que las víctimas sobrevivientes de abusos sexuales tardan más tiempo de lo que uno cree en configurar y enfrentar la terrible realidad de este trauma y nombrarlo como un delito. Lo que acarrea como consecuencia una carga destructiva para las víctimas y, por otro lado, que los abusadores puedan continuar impunemente con una vida “normal”. Dolorosamente la historia nos demuestra que hay víctimas de abuso que no logran sobrevivir. Tenemos la certeza que hablar del dolor y denunciar los hechos, ayuda a sanar.

Por último, queremos que sepan que esta carta nos representa a todos como familia. Nuestro objetivo ahora es seguir acompañando a Raffaella, como también a sus dos hijos maravillosos; y por supuesto acompañarnos entre nosotros, conteniéndonos y esperando que esta herida, abierta y silenciada por tantos años, pueda finalmente cerrarse por completo y sanar. Nuestra convicción, nuestra energía y nuestro amor está dirigido ahora y siempre hacia ese lugar. Esperamos que ustedes deseen lo mismo para nosotros.

Un abrazo fraterno.

Familia Di Girolamo.

Fundación Para la Confianza

Por Un Mundo Sin Abuso